En mi clase de francés organizamos con frecuencia debates en torno a asuntos de actualidad. Esta semana el tema se llamaba “En vacances, je sauve le monde”. Nos ha tocado hablar de vacaciones solidarias y lo apasionada (a ratos, incluso acalorada) que se puso la charla, me ha animado a compartir un par de ideas con vosotros.

Cada vez más empresas proponen turismo humanitario o vacaciones de voluntariado. Pero, ¿son estos viajes realmente útiles? A primera vista parece algo claramente positivo, pero cuando profundizas encuentras ventajas e inconvenientes a partes iguales. Por ese motivo, debemos ser muy cautos para, con nuestra mejor voluntad, no provocar daños en las sociedades visitadas.

Cuántas veces nos preguntamos, ¿qué hago yo para que este mundo deje de ser una vergüenza? ¿cómo puedo permitir que tanta gente sufra tantas injusticias? En nuestro primer mundo de la superabundancia, quien más, quien menos, al ver todas las noches el telediario no puede evitar sentir mala conciencia…ese pellizco en el estómago.

Es por este motivo, que las vacaciones solidarias son un fenómeno imparable con un potencial enorme. Sin embargo, en este escenario se mezclan los que quieren contribuir a arreglar el mundo de verdad con los que, dando al negocio una apariencia solidaria, quieren hacer el “agosto”.

Para asegurarnos de que nuestra ayuda va al sitio adecuando, en primer lugar, hay que diferenciar entre acciones organizadas de modo permanente, normalmente a través de ONGs, unas más globales (Médicos sin Fronteras, Save the Children,…), otras más pequeñitas (Vicente Ferrer, Anesvad,…); y viajes puntuales para ayudar durante unas semanas en un campamento en el Sahara o una aldea en el altiplano boliviano.

En este tipo de viajes puntuales hay mucho espacio para el oportunismo. Hay agencias que organizan viajes en los que la ayuda que llega a las comunidades visitadas es mínima o nula. Otras veces, nos encontramos con que no estamos preparados para ayudar y que en dos semanas no llegamos a ser útiles y cambiamos entusiasmo por frustración. En otros casos, el objetivo se cumple, nuestro dinero y nuestra ayuda llega donde debe llegar y volvemos a nuestro primer mundo satisfechos y con las pilas cargadas: nada que objetar! Es una opción perfecta, si es lo que queremos hacer.

Solamente digo que estemos vigilantes y que analicemos muy bien quién está detrás de la organización, adonde va nuestro dinero y a qué vamos a dedicar nuestros quince días de vacaciones. Merece la pena que investiguemos un poco antes de embarcarnos en ese viaje solidario. Hay webs como www.cooperacionespanola.es o www.guiaongs.org en las que documentarnos.

Esta historia que os cuento, enlaza con algo que se convirtió en una verdadera fuente de inspiración para mí: a la vuelta de un viaje (no solidario) que hice a la India y a Nepal conocí una ONG llamada Sonrisas de Bombay www.sonrisasdebombay.org con la que colaboro desde entonces.

La fundó Jaume Sanllorente, un periodista que, tras chocar de forma brusca y casual con la realidad de la India, abandonó su acomodada vida en Barcelona para evitar el cierre de un orfanato en Bombay. La labor que desarrollan en los “slums” de esa ciudad es titánica. Dan educación y atención médica a miles de niños y niñas desfavorecidos, muchos de ellos rescatados de mafias de prostitución y de mendicidad.

En una ocasión tuve el privilegio de asistir a una cena organizada para recaudar fondos y a la que asistió él personalmente. Nos dijo que no hace falta que todos vayamos a la India y dediquemos nuestra vida entera a la causa. Cada uno tiene que buscar su forma de ayudar…y hay muchas. Y creo que tiene razón. Sólo hay que pensar de qué forma podemos ayudar, en nuestro barrio o en Bombay…eso es lo de menos. La cuestión es encontrar “nuestra causa”.

Si te parece que Sonrisas de Bombay puede ser “la tuya”, hazte socio. Además, puedes viajar allí (de hotel o de mochila) a visitar el proyecto y ver qué hacen con tu dinero. También ayudas comprando alguno de los libros que ha escrito Jaume Sanllorente. En particular, hay uno que te recomiendo leer porqué es maravilloso “Sonrisas de Bombay. El viaje que cambió mi destino”.

Me he tomado la libertad de hacer publicidad en esta nota, porque es sin ánimo de lucro y porque me ayuda a limpiar un poquito una conciencia bastante sucia. Gracias y buen fin de semana a todos!

Carlos Benguría Basabe
Fortium Family Office

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